Parroquia Nuestra Señora del Camino

domingo 5 cuaresma C

 

5º CUARESMA C

¡Cómo me sorprende, Jesús, esta escena! Cuando veo a esta pobre mujer que como humana ha caído, cuando veo cómo la juzgas, cómo la ves, cómo la quieres, cómo la perdonas, y cuando veo a estos escribas y fariseos que quieren apedrearla, que quieren cumplir la ley malamente, haciendo daño a esta pobre mujer… Esta pobre mujer, Jesús, que ha sido sorprendida en adulterio, que como una más, Todos caemos, yo caigo, todo el mundo cae. Pero ¡qué distinta manera de ver este mal!: analizarlo, magnificarlo, condenarlo… a justificarlo, perdonarlo, como Tú. Me sorprende cómo actúas Tú frente al mal: miras a la mujer, miras a estos fariseos y lo único que actúa es tu corazón misericordioso. Esta pobre mujer cree que va a ser dilapidada, pero Tú, Jesús, no actúas así. Primero te quedas en silencio; ese silencio que impresiona tanto a esta mujer y me impresiona a mí y a estos fariseos. Luego escribes… no sabemos qué, pero estarías ahí poniendo palabras de amor, palabras de perdón. Y lo que más me impresiona: “Mujer, Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más”. Cuántas veces mis juicios, mis condenas, mi forma de no amar, mi intolerancia, mi pronto acusar, mi pronto a decir los defectos… actúo como estos fariseos. Pero Tú, Jesús, no eres así. Actúas en el camino del amor, en el camino del perdón, y no quieres ni críticas, ni descalificaciones… nada. “Anda y en adelante no peques más”. Éstas son las grandes lecciones del amor: Tú, en forma de Padre, que perdona a este hijo pródigo, a esta mujer; y yo, que soy una persona limitada, que caigo, pero que también juzgo, y que soy como estos fariseos. Me dices: “No, tu actuación no es buena, no es conforme a mi corazón. Acoge, ama, dignifica, reconcilia, anima, alienta, ayuda al caído a salir de su error, a decirle: «Venga, anda, no peques más»”. El camino del Evangelio, el camino de tu corazón es bien distinto. El amor es el que es capaz de entender, de querer, de perdonar y de comprender al otro. ¿Cuántas veces soy como la adúltera, Jesús, y cuántas veces me dices “Anda, vete, no peques más”? Pues lo que Tú haces conmigo, que lo sepa yo hacer con los demás. Y te lo pido, Jesús, de todo corazón hoy, y te doy gracias por esta gran lección. Ayúdame a cambiar y a convertir este pobre corazón que sólo se fija en el mal y que no se da cuenta… que no comprende el perdón. Se lo pido a tu Madre, para que me ayude también y que vaya también a intercederte a ti por este corazón mío. Para que aprenda a disculpar y a amar y que aprenda a ver todas las formas de amor, todas las formas de perdón y todas las formas de misericordia. “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”… “Yo tampoco te condeno”… “Anda y no peques más”… Francisca Sierra.